¿Para
que firmar una demanda de derechos políticos electorales?
En esta vida, hay de dos sopas: O
soportas, toleras y te resignas a vivir como siempre criticas hacerlo; o bien,
te pones hacer algo; pregunto, ¿De que tipo de gente eres?.
Todos los políticos son iguales, una
bola de cínicos, rateros, mentirosos, corruptos, demagogos; muy bien, estoy
totalmente de acuerdo con lo que dices, ahora me pregunto: ¿Qué haces para
evitarlo?.
Bien puedes responderme:
- Hago
memes en el FACE.
- Lo
comento en familia o en el café.
- Me
rio o me enojo.
- No
voto o anulo mi voto, o simplemente voto por los partidos de siempre.
- Espero
que algún día, llegue el Mesías el gran Tlatoani Mexicano, que me resuelva
los problemas.
- No
me interesa.
- Veo
televisión o Internet, o bebo una cerveza para olvidarme de los problemas.
- Doy
mentadas de madre o hago señas obscenas, esperando que estas sean
escuchadas o vistas por los políticos.
Pues bien, si tu respuesta fue alguna
de esas u otra parecida. Entonces, no te quejes. Calla y acepta, que ha sido gracias
a tu silencio, a tu falta de participación, lo que ha permitido, que una
camarilla de cínicos, rateros, mentirosos, corruptos y demagogoso, sean los que
tomen las decisiones por ti, los que elijen el tipo de vida que debes de vivir,
tu y tus hijos; los que deciden el
destino de tu familia, la de tu vecino, la de tu comunidad y la del país
entero; calla y entonces acepta esta
realidad, no te quejes de que sean las actrices, los futbolistas o los mismos
políticos de siempre, los que te representan y ahora te gobiernan.
Convocamos a esta firma de demanda de
derechos políticos electorales, porque finalmente, creemos en la Constitución y en las
leyes que de ella emanan, así como en las Instituciones, que tienen como objeto
proteger esa misma Constitución que ahora defendemos.
Acudiremos al Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la
Federación , a interponer varias demandas de derechos
políticos electorales, porque finalmente, para eso sirven los Tribunales; para
eso hay personas que se esmeran y cobran decorosamente un sueldo, que
desempeñan un cargo, atendiendo a sus conocimientos, trayectoria u otras
razones, pero que finalmente, son personas que representan a esa misma
Institución y que se dedican a impartir justicia.
Creemos en su honorabilidad, porque
sabemos, que juraron defender la Constitución y no a esa camarilla de políticos,
de la que tanto nos quejamos.
Queremos decirles a los Magistrados
del Tribunal Electoral, que no estamos de acuerdo con las leyes que rigen los
partidos políticos. En México, resulta
prácticamente imposible para un ciudadano común, de esos que caminamos de pie,
que trabajamos o buscamos trabajo, para nuestra sobrevivencia diaria, resulta lamentable saber que conformar un
partido político, resulta imposible.
A diferencia del mundo, donde los
partidos se constituyen, de “abajo” para arriba, en México es al revés. Primero
hay que cumplir requisitos imposibles para conformar un partido político
“arriba” y hecho lo anterior, en automático, tenemos partido “abajo”. ¡Esto es
lo que queremos cambiar¡.
Por eso, los ciudadanos razón tenemos
para desconfiar del sistema de partidos, porque los vemos precisamente como
“elites burocráticas” que existen nada más “arriba”, un “club de cuates”,
“familias”, “grupos”, “elites” o “mafias”, que se eternizan años, si no es que
décadas. Han hecho de la política, una actividad de unos cuantos, la cual para
variar, la realizan los mismos de siempre.
Sabias que después de la Revolución Mexicana
y hasta antes de los años treinta, llegaron a existir en México, hasta sesenta
partidos; si te dijera que en otros
países, no son dos, cinco o diez partidos los que existen, sino que son
cientos.
La pluralidad es sinónimo de nuestra
diversidad. Somos un país de muchas formas de ser, pensar, actuar; no todos
somos, ni deberíamos ser iguales; existen las diferencias. ¿Quien les dijo que
había que ser “blancos” o “negros”, que necesariamente hay que ser “azules”,
“rojos”, “amarillos”, “cafés”, “verdes”. La pluralidad, no divide, integra; no
segrega, incluye. Defender la pluralidad, implica estar en contra del “clacisismo”,
esa singularidad de los pocos de
siempre.
Sabías que en México, desde 1929 se
instituyó el modelo de “partido hegemónico”, casi “único”; que las leyes electorales
de 1946, 1951, 1973, no pudieron
promover la existencia de esa pluralidad política; que nuestra Suprema Corte,
negaba la protección de los derechos políticos, porque según estos, no eran
garantías individuales; sabias que inclusive, les negaba personalidad jurídica
a los partidos políticos; que el gobierno, desapareció tres partidos y otro
más, lo prohibió.
Sabías pues, que a partir de 1977 y
hasta 1990, se reconocieron 7 nuevos partidos políticos. Pero se creó también,
la figura del umbral, el porcentaje mínima de votación. Un umbral, que fue aumentando del 1.5%, al 2%
y al 3% respectivamente. Un invento del
régimen para condicionar el derecho fundamental a la asociación y a la
personalidad jurídica.
Sabias que en los años 90’s, cuando se
prometían cambios democráticos, el Partido tricolor no se “bajo” de los
privilegios presupuestales que éste recibía tradicionalmente; contrario a eso,
los partidos “amarillo” y “azul”, aceptaron “subirse” al pedestal y compartir los privilegios que
recibía su adversario. Este hecho no
ayudo a nuestra democracia, sino que la perjudico. Pareciera que el Partido
“tricolor” no desapareció, simplemente, replicó y clonó su esencia, en los
pocos partidos que actualmente existen.
Sabías que desde la creación del Instituto
Federal Electoral (actualmente INE), se han reconocido veinticinco partidos políticos, pero también,
sabias que han desaparecido veinticinco partidos.
¡Claro que hay “partidos-familia”,
“partidos-negocio”, “partidos-franquicia”¡. Pero no estamos aquí para
defenderlos, sino para acabarlos. Lo que requiere nuestra joven democracia, es
un sistema que multiplique a los partidos, para generar la competencia política
y facilitar el derecho que tiene todo mexicano, no solamente para votar, sino
para ser votado y asociarse libremente, con fines políticos.
Claro que existen candidaturas
independientes, pero también cierto es, que ser candidato independiente,
elitiza la política, a quien tiene recursos para pagar una infraestructura de
promotores que permitan a una persona y poder recabar firmas y promocionarse
como candidato. No todos los mexicanos, cuentan con los mismos recursos, ni
tampoco, con las mismas oportunidades; una multiplicidad de partidos ayudara a
que cualquier persona, independientemente de su posición económica, social,
cultural, pueda acceder a su legitimo derecho de ser votado y representarnos en
la toma y ejecución de las decisiones. ¡Que no sean los mismos de
siempre¡, ¡Sino otros¡.
Así pues, llamamos a todos, a tomar el
bolígrafo y a firmar la presente demanda. ¡Hagámoslo¡. ¡No perdemos nada¡. ¡Ganamos en
cambio … nuestra Libertad¡.
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